Dios eligió lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; escogió lo vil y menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie pueda jactarse en su presencia (1 Corintios 1:18-31).

Aun en medio de multitudes
Tus ojos decidieron mirar al débil y al rechazado
Por ellos tu reino viniste a dar

Esta gracia nos recuerda que nuestros esfuerzos son ineficaces para merecer su amor, su salvación, sus bendiciones. Cuando Jesús dijo ‘Tetelestai', dijo también: “Todo hecho está, es mi esfuerzo, es mi obra” (Apocalipsis 21:6).

Tu corona de gloria cambiaste por una corona de espinas
A la cruz, fiel te entregaste, para darme la gracia que no merecía

No hay nada más que hacer, solo creer en Jesús y recibir por gracia su reino (Mateo 5:1-12), descansando en su obra completa y terminada.

Para el hambriento y el que está sediento
Para los que buscan, tu reino aquí está

El mensaje de la cruz es ciertamente una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan, es decir, para nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: «Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé la inteligencia de los inteligentes.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que escudriña estos tiempos? ¿Acaso no ha hecho Dios que enloquezca la sabiduría de este mundo? Porque Dios no permitió que el mundo lo conociera mediante la sabiduría, sino que dispuso salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Los judíos piden señales, y los griegos van tras la sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que para los judíos es ciertamente un tropezadero, y para los no judíos una locura, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Consideren, hermanos, su llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según los criterios humanos, ni son muchos los poderosos, ni muchos los nobles; sino que Dios eligió lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte. También Dios escogió lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie pueda jactarse en su presencia. Pero gracias a Dios ustedes ahora son de Cristo Jesús, a quien Dios ha constituido como nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención, para que se cumpla lo que está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor.»
1 Corintios 1:18-31

ya que nadie será justificado delante de Dios por hacer las cosas que la ley exige, pues la ley sirve para reconocer el pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, y de ello dan testimonio la ley y los profetas. La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús, a quien Dios puso como sacrificio de expiación por medio de la fe en su sangre. Esto lo hizo Dios para manifestar su justicia, pues en su paciencia ha pasado por alto los pecados pasados.
Romanos 3:20-26

Cuando Jesús vio a la multitud, subió al monte y se sentó. Entonces sus discípulos se le acercaron, y él comenzó a enseñarles diciendo: «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. »Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. »Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. »Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. »Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos serán tratados con misericordia. »Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. »Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. »Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. »Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de mal. Gócense y alégrense, porque en los cielos ya tienen ustedes un gran galardón; pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.
Mateo 5:1-12

También me dijo: «Ya está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed, yo le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Apocalipsis 21:6













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