
Cada golpe soportó
Y en la cruz se entregó
Sus heridas revelan su amor
Todo lo que hiciste por salvarme
Todo lo que diste por amarme
Naturalmente, cuando recibimos un regalo costoso y valioso decimos: ¡Gracias! (Salmo 138). Cuando recordamos y reflexionamos en Jesús y su dádiva, en el incalculable precio de la cruz, el sacrificio invaluable de su pasión y muerte, solo podemos alabarle y decir: ¡Gracias! ¡Por siempre, gracias! (Hebreos 12:28).
Hermoso Salvador
Por tu sacrificio agradecido estoy
Incomparable amor que me salvó
¡Eres tan bueno Dios!
Esa voz que declaró en la cruz “¡Tetelestai! ¡Todo hecho está!”, aún resuena hoy en nosotros, aún afecta hoy en nuestras vidas. Significa que el sacrificio perfecto se cumplió, y por ese sacrificio hoy podemos disfrutar del amor, la salvación y la vida eterna que nuestro Salvador nos ha regalado (Tito 2:14)… y por eso, viviremos eternamente agradecidos.
