
Escuchar la palabra ‘obediencia’ quizá nos lleva a pensar en hacer algo incómodo, a fuerza o una obligación. Pero la obediencia responde a la confianza absoluta en la persona a la que obedecemos. Es así como, el obedecer a Dios se convierte en el fruto de una relación íntima con él, para conocerlo y conocer su voluntad a través de su Palabra.
Mi futuro y mis sueños entrego a ti
Como un perfume agradable ante tus pies
Si te diste en obediencia hasta el final
Mi deseo es rendirme a tu voluntad
El ‘tetelestai’ de Jesús significaba: “He completado la tarea que me encargaste”. Él estaba convencido de la razón por la cual vino a la tierra (Juan 12:23-28) y esto era hacer la voluntad del Padre (Juan 6:38). Obedeció hasta la muerte (Filipenses 2:5-8) confiando y sometiéndose a la buena y perfecta voluntad de Dios.
Cristo tienes todo de mí
Y yo quiero todo de ti
Tienes mi constante rendición
Solo tuya es mi vida
